Todos los lugares que he conocido me han marcado de una u otra forma pero China he sido una experiencia única, por lejana y por distinta. Y ese ser especial lo he ido descubriendo con el paso de los días, de los meses.
China es, sobre todo, lejana y enorme. En mi memoria también es fría. Dibujo el mapa del mundo en mi cabeza y repaso el recorrido del avión de Munich hasta Beijing: Europa y Asia de oeste a este debajo de mis pies. Recuerdo, por ejemplo, que en un momento del viaje puse en la pantalla táctil de mi asiento (¡una maravilla tecnología de Lufthansa!) el mapa del viaje y estabamos sobre Ulán Bator. ¡Volaba sobre Mongolia! Y antes habíamos sobrevolado Rusia, ¿cómo no va a ser un viaje especial? China es muy, muy lejos. Del otro lado del mundo.
China no es occidental. Si, ya sé que es una verdad de perogrullo pero yo caí en la cuenta de ello después de haber estado allí. Es esa la razón por la que no la entendí, no logré quitarme mi "ser occidental", mi manera de pensar y entender la realidad. China tiene otra manera y es desde esa "otra manera" con la que se debe viajar. China le dio una bofetada a mi actitud de ver, medir y juzgar todo desde mi "tolerante occidentalidad".
Si alguna vez regreso intentaré que sea con una mayor apertura mental.
Qué bueno... Me gusta el comentario
ResponderEliminarTambién me encantan las fotos. Besos, Caro
ResponderEliminarSiempre open mind
¿Por qué aparecés como "anónimo"? Me pone un poco nerviosa que haya anónimos comentando mi blog, ajajaja
ResponderEliminar