El Mercado de Flores de Amsterdam se encuentra en la orilla del canal Singel, y lo forman unos veinte puestos flotantes donde se venden diferentes tipos de plantas, semillas, flores y recuerdos de todo tipo. Se trata de un mercado permanente que ya se conocía en el siglo XVIII.
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jueves, 3 de junio de 2010
jueves, 27 de mayo de 2010
martes, 16 de febrero de 2010
domingo, 10 de enero de 2010
Las cervecerías
La cervecería de Jacques, "Anno 1519" dice en la puerta
Cervecería "Brouwerj't Ij", la cerveza que venden la fabrican aquí
En Amsterdam hay bares de todo tipo, desde los conocidos coffe shops en lo que no se consume alcohol hasta los cafés tradicionales, con el típico olor a café y sándwiches calientes. Y hay chocolaterías que perfuman el aire. Sin embargo, las reinas de la ciudad son las cervecerías.
Heineken y Amstel son las cervezas de Amsterdam, las más comerciales, la que dominan el mercado y las que conocemos en Montevideo. Pero lo mejor está en las otras cervecerías, en las que solo venden cerveza, en las que en los pizarrones se ofrecen más de doscientos tipos de cerveza provenientes, en su mayoría, de Bélgica. Porque son los belgas los reyes de la fabricación de cerveza, los monjes belgas más precisamente. Tienen dos tipos de cervezas: las trapenses y las de abadía. Las trapenses son las que hacen los monjes trapenses en el claustro del monasterio con una receta exclusiva y que se guarda con celo. Las de abadía tienen su origen en los monasterios pero su receta se ha comercializado y se hacen en grandes fábricas.
Las clásicas cervecerías son lugares más bien pequeños, con las paredes atiborradas de carteles, posavasos, afiches, pizarrones, botellas…, puestas casi sin criterio. Las mesas son pequeñas, hay poca luz y la barra siempre está mojada, llena de los típicos posavasos de cartón. Cada cervecería tiene cervezas de barril y en botellas. Las de barril suelen ser las cervezas de la casa y no es raro encontrar que las van variando. Ahora, por ejemplo, en casi todas hay cerveza de fin de año, negra, ideal para el frío.
Otro establecimiento muy común son los bares irlandeses, con su típica cerveza Guinness, negra y con cuerpo que se sirve de grifo en dos etapas para que la espuma quede correctamente.
Hay cervezas rojas, blancas, negras, rubias, ámbar… de todo tipo y color, de todos los sabores, con todas las consistencias imaginables. En las cartas o en los pizarrones ponen junto al nombre y el precio, la graduación alcohólica que cada cerveza tiene, variando desde 12% a 4% pero el promedio es de 7 u 8 %
Cada cerveza tiene su vaso, con la marca de la cerveza correspondiente y el tipo de vaso que destaca y resalta las características de la bebida. Hay vasos altos de boca chica, bajos de boca ancha, con pie tipo copa, con asa, de vidrio fino o grueso… toda una gama de vasos y copas que complementan el decorado de las cervecerías. Además de los posavasos de cartón con las marcas de las cervezas. Y cambia el posavasos cuando cambia la cerveza .
Amsterdam es el paraíso de los cerveceros.
Las clásicas cervecerías son lugares más bien pequeños, con las paredes atiborradas de carteles, posavasos, afiches, pizarrones, botellas…, puestas casi sin criterio. Las mesas son pequeñas, hay poca luz y la barra siempre está mojada, llena de los típicos posavasos de cartón. Cada cervecería tiene cervezas de barril y en botellas. Las de barril suelen ser las cervezas de la casa y no es raro encontrar que las van variando. Ahora, por ejemplo, en casi todas hay cerveza de fin de año, negra, ideal para el frío.
Otro establecimiento muy común son los bares irlandeses, con su típica cerveza Guinness, negra y con cuerpo que se sirve de grifo en dos etapas para que la espuma quede correctamente.
Hay cervezas rojas, blancas, negras, rubias, ámbar… de todo tipo y color, de todos los sabores, con todas las consistencias imaginables. En las cartas o en los pizarrones ponen junto al nombre y el precio, la graduación alcohólica que cada cerveza tiene, variando desde 12% a 4% pero el promedio es de 7 u 8 %
Cada cerveza tiene su vaso, con la marca de la cerveza correspondiente y el tipo de vaso que destaca y resalta las características de la bebida. Hay vasos altos de boca chica, bajos de boca ancha, con pie tipo copa, con asa, de vidrio fino o grueso… toda una gama de vasos y copas que complementan el decorado de las cervecerías. Además de los posavasos de cartón con las marcas de las cervezas. Y cambia el posavasos cuando cambia la cerveza .
Amsterdam es el paraíso de los cerveceros.
jueves, 31 de diciembre de 2009
43
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(Foto de Internet) |
Van Gogh llenó mis ojos de color, de formas y de soledad. Hoy estuve dos horas con el maestro en el Van Gogh Museum de Amsterdam. Me lo regalé de cumpleaños.
Gracias a todos por los saludos, un calorcito imprescindible en estas latitudes.
Mañana nos vamos a China hasta el 10 de enero.
Hasta la vuelta!
miércoles, 30 de diciembre de 2009
Zaanse Schans
Estación Central de Amsterdam



El 26 de diciembre (cumpleaños de Leo), aprovechando un poco de sol que se asomaba muy tímidamente, Rordigo y yo nos fuimos a la Estación Central de Amsterdam para tomarnos un tren a Koog-Zaandijk. La Estación Central es enorme y el tren en el que viajamos muy cómodo y moderno. Como no podía ser de otra manera, los trenes tienen puertas especiales por donde se pueden subir las bicicletas.
El viaje fue corto, unos veinte minutos para recorrer siete kilómetros aproximadamente. Al llegar caminamos unos quince minutos por un pueblo precioso y chiquito, con casas coquetas, calles impecables y un delicioso aroma a chocolate en el aire generado por las fábricas que hay allí.
En la orilla del río Zaa aparecieron los famosos molinos que son tan caracerísticos de las postales de Holanda. Antiguamente había mas de mil sobre estas orillas, hoy se pueden ver seis molinos aún en funcionamiento y son una gran atracción turística. Esto útimo lo saben los turistas orientales que generan superpoblación allí a donde van.
Estamos en Zaanse Schans, un pueblito que parece prefabricado, con casitas de cuentos de hadas, de madera pintadas en tonos de verde, cabras, ovejas, patos, lagos, canales y puentecitos, nieve y resbaladizo hielo.
En el pueblo hay un lugar en el que muestran cómo se hacen los zuecos de madera y hay miles de zuecos para vender, desde llaveros hasta zuecos de verdad, pintados de llamativos colores. También hay una quesería en el que se puede degustar muchos tipos de queso distintos y de la que no es fácil salir: da pena dejar tanto queso delicioso en los platitos. Como se imaginarán, hice honor a la quesería holandesa.
Nos tomamos una buena taza de café con leche con crepes de queso y panceta con una salsa de sirope en un restaurante que se llama "De Kraai".
El viaje fue corto, unos veinte minutos para recorrer siete kilómetros aproximadamente. Al llegar caminamos unos quince minutos por un pueblo precioso y chiquito, con casas coquetas, calles impecables y un delicioso aroma a chocolate en el aire generado por las fábricas que hay allí.
En la orilla del río Zaa aparecieron los famosos molinos que son tan caracerísticos de las postales de Holanda. Antiguamente había mas de mil sobre estas orillas, hoy se pueden ver seis molinos aún en funcionamiento y son una gran atracción turística. Esto útimo lo saben los turistas orientales que generan superpoblación allí a donde van.
Estamos en Zaanse Schans, un pueblito que parece prefabricado, con casitas de cuentos de hadas, de madera pintadas en tonos de verde, cabras, ovejas, patos, lagos, canales y puentecitos, nieve y resbaladizo hielo.
En el pueblo hay un lugar en el que muestran cómo se hacen los zuecos de madera y hay miles de zuecos para vender, desde llaveros hasta zuecos de verdad, pintados de llamativos colores. También hay una quesería en el que se puede degustar muchos tipos de queso distintos y de la que no es fácil salir: da pena dejar tanto queso delicioso en los platitos. Como se imaginarán, hice honor a la quesería holandesa.
Nos tomamos una buena taza de café con leche con crepes de queso y panceta con una salsa de sirope en un restaurante que se llama "De Kraai".
Volvimos a Amsterdam cuando ya era de noche pero el reloj apenas marcaba las 5 de la tarde.
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Holanda
martes, 29 de diciembre de 2009
Amsterdam: las bicicletas
Es por todos conocido que en Amsterdam las bicicletas son un medio de transporte habitual. La cantidad de bicicletas que circula por la ciudad es asombrosa. Las utilizan hombres y mujeres, jóvenes y viejos, padres con niños, parejas con los bolsos del supermercado, un muchacho con el violonchelo a la bandolera, una señora de taco, falda, maquillaje y elegante sombrero... todos recorren la ciudad raudamente en sus bicicletas. Andan a todas horas del día, con lluvia, con nieve, con frío. Da la sansación de que hay mas bicis que personas. Tienen carriles exclusivos por donde circulan y están bastante bien señalizados. A pesar de eso me he llevado algún que otro "rezongo" de los ciclistas por caminar por su carril. Una señora detuvo su bicicleta y me explicó en muy buen tono que yo debía caminar por el otro lado, que por ahí solo pasaban bicis. Todo esto lo deduzco porque la señora me hablaba en holandés. Tal vez fue mas brusca y me llamó "turista idiota que no entiene las señales", pero prefiero pensar que fue una amable lección de urbanidad.
lunes, 28 de diciembre de 2009
Amsterdam
Llegué a Amsterdam el 22 de diciembre y después de algunas aventuras en el aeropuerto (interrogatorio policial y pérdida de la valija) me instalé en el apartamento de Rodrigo. Es un apartamento chico pero muy luminoso y práctico. Tiene un entrepiso que se transformó en mi dormitorio. Está en un cuarto piso de una típica casa de Amsterdam y para llegar hay que subir una escalera interminable que va a lograr que yo llegue a España con piernas fuertes y torneadas (!). Desde las ventanas del apartamento se ve Museumplein (Plaza de los museos). Es una plaza muy grande en la que se encuentra el Museo Van Gogh y el Rijkmuseum (Museo Nacional). Al otro lado de la calle está el Concertgebouw (Palacio de los Conciertos), una sala de una acústica casi perfecta que la coloca entre las tres mejores del mundo para conciertos de música clásica.
Amsterdam me recibió con nieve. Una ciudad blanca, resbaladiza y fría. Oscurece muy temprano, a las 5 de la tarde ya es casi noche. Y es el momento de visitar las cervecerías. Pero eso será otro capítulo.
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