Fueron cuatro días preciosos. Cuatro días en que compartimos charlas, risas, confidencias. Ella me dio consejos, siempre atinados, llenos de sentido común y de amor y yo le enseñé un mundo desconocido que la enamoró. Paisajes, sabores, personas, colores, sonidos, acentos, sonrisas, ... que no dejan indiferente a alguien tan sensible como ella. Para mi fue un soplo de aire fresco. La soledad y la distancia agobian, encierran y llegan a asfixiar y su presencia en mi casa, en mi nuevo mundo, fue un alivio a esa soledad. Para ella fue el descubrimiento de una tierra con mil tonos de verde y con personas llenas de hospitalidad. Sé que siempre recordará sus cuatro días en Galicia y solo espero que vuelva pronto porque ya la echo de menos.
Pd: Además, compré yerba Canarias
Pd: Además, compré yerba Canarias
Pucha, Cris, leerte me emociona. Ya tenía su versión, telefónica y breve, pero que transmitía lo mismo: su encanto por Galicia, por vos y todos los que hicieron inolvidable su estadía, con una sencillez y hospitalidad que uno no espera al cruzar el océano.
ResponderEliminarNo sé cuándo, pero es un hecho que yo también voy a conocer tu nuevo mundo.
Beso grande y más tricolor que nunca.
Muchas gracias, Cris, por aquellos días y por lo que decís allí. No te olvides de las fotos de primavera que me prometiste. ¡Qué tierra la tierra galega, qué gente la gente galega!!
ResponderEliminarYa haré un safari fotográfico y te mandaré las fotos y espero que esos colores maticen el invierno gris de Montevideo. Me alegro que hayas llegado bien. Un abrazo!
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